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Aprender en la red. El criterio


Esa es la competencia más importante que debemos adquirir en la escuela, en el trabajo, en la vida… 

“Tener criterio” es la mayor evidencia de aprendizaje. Significa que has interiorizado conocimientos y experiencias y, al enfrentarte a un contenido, una exposición, una discusión… eres capaz de “separar el grano de la paja”, incluso puedes evaluar y dar tu opinión.


Últimamente he reflexionado mucho sobre “el criterio” y las competencias digitales:

  • Empujamos a jóvenes estudiantes y adultos trabajadores a ser autónomos y dirigir su aprendizaje…
  • Les mostramos infinitas posibilidades de llegar a la información, trucos de búsqueda, herramientas de curación, plataformas de aprendizaje, recursos abiertos…
  • Les hacemos trabajar en red, documentarse, organizar sus fuentes, construir sus entornos personales de aprendizaje… 


Pero ¿nos detenemos lo suficiente en enseñarles a “tener criterio”?

Está claro que si dominas una disciplina, si eres experto, de un vistazo o con una lectura “en diagonal” puedes dar credibilidad a un blog, a un artículo de la Wikipedia o una presentación en Slideshare… Pero cuando estás aprendiendo, cuando buscas información en la red sobre un tema que no es tu especialidad, necesitas ayuda para desarrollar un sexto sentido que te permita, casi intuitivamente, decidir qué es “bueno” y qué no lo es. 



A mí me gusta utilizar para explicar esto un recurso que todo el mundo conoce relacionado con la redacción de una noticia. Se habla de las 6W (What, Who, hoW, When, Where, Why) que todo periodista debe tener en cuenta al realizar su trabajo.

Pues bien, yo te animo a ejercitar tu criterio repasando las 6W de cualquier recurso web que analices. No hace falta que seas un experto, solo pregúntate:

¿Quién? Quién o quiénes respaldan con su nombre esa información.
Investiga un poco sobre la autoría de tu fuente y su autoridad. ¿Es alguien relevante que tiene un currículo relacionado con lo que buscas? ¿Es un trabajo original o es de otro autor?

¿Cuándo? Cuándo se publicó o actualizó por última vez.
En la red todo permanece… Intenta llegar al contenido más vigente.
Dependiendo de la temática puede ser algo decisivo (una investigación científica, por ejemplo). Pero ten en cuenta que el buen contenido en la red puede ser antiguo y bueno. En ese caso algunas pistas de su vigencia son el número de visitas, los comentarios y las actualizaciones recientes….

¿Cómo? La forma también importa…
Normalmente una forma cuidada da credibilidad a una fuente. Aunque hay excepciones, si se tiene en cuenta la ortografía (por descontado), la redacción, el orden, la ilustración adecuada, las referencias y citas… es que hay detrás un esfuerzo de precisión y profesionalidad. 

¿Dónde? El medio donde ha sido publicada la información.
Considera si es un medio fiable el que respalda la información (un periódico, una institución de prestigio, un blog o un canal de YouTube referenciado y seguido por personas relevantes…).

¿Por qué? El propósito de la información.
Analiza los destinatarios y la razón de ser de esa información. No es lo mismo que sea una opinión o una explicación objetiva, puede haber detrás una intención que te será útil identificar y analizar también.

¿Qué? La relevancia y la precisión.
Y ahora, detente en el contenido. Pregúntate si responde a lo que buscas, si tiene relación directa y precisa con lo que necesitas saber.
No te creas todo lo que leas. Contrasta la información con otras fuentes. “Tira del hilo” y déjate llevar por tu curiosidad e interés.



Pero lo más importante es la práctica. Google hace un buen trabajo, pero no siempre lo que aparece primero es lo más relevante para ti. Hay veces que no sabe “contestar correctamente a tus preguntas”. 

Cuanto más practiques y entrenes tu criterio, mejores preguntas harás y Google sabrá responderte mejor.

Mientras tanto, puedes también buscar a personas que ya “han entrenado su criterio” y comparten la información relevante que encuentran sobre un tema. Búscalas en la red (en Scoop.it, en Twitter, en los foros…). 

Escucha lo que dicen y pregunta, es como más se aprende.



Imágenes Pixabay (dominio público)

Marta Torán Lorente para INED21 (30-mayo-2015)

Aprender Siempre. Retrato robot del autodidacta del siglo XXI

Del Renacimiento a la era robótica

En enero de 2012 incluía en mi colección de Scoop.it un artículo publicado en NYTimes titulado “Reinassance Man” (“El hombre del Renacimiento”). Nos presentaba a Jeremy Gleik, un estudiante de bio-ingeniería que, sistemáticamente, dedicaba una hora diaria a “aprender algo nuevo”. La única premisa era que no tuviera que ver con su formación académica. Sus preferencias iban desde la astrofísica, el arte y la psicología, a aprender malabares, hipnosis o a tocar la mandolina. Utilizaba una gran hoja de cálculo para registrar su estudio y sus fuentes estaban siempre en la red.

Cuando he hablado o reflexionado sobre el concepto “lifelong learning” (aprendizaje a lo largo de la vida) siempre me acuerdo de Jeremy Gleik y de su hoja de cálculo, el portfolio de evidencias de aprendizaje de un “autodidacta del siglo XXI”.

Tener la capacidad de aprender de manera autónoma se ha convertido en algo imprescindible:
  • En un mundo laboral en el que todo cambia rápidamente, la “adaptación” a través del aprendizaje es la única forma de “sobrevivir” y crecer profesionalmente.
  • En nuestra vida, aprender está íntimamente relacionado con la satisfacción personal: nuestros hobbies, lo que nos interesa y apasiona, el servicio a la sociedad…

Esta capacidad es en sí misma una “Meta-habilidad”. El concepto lo desarrolló Martin Neumeier en su libro “Metahabilidades. 5 talentos para la era robótica”.  Las otras cuatro son “Feeling” (la empatía, la intuición y la inteligencia social), “Seeing” (el pensamiento sistémico), “Dreaming” (la imaginación), “Making” (el diseño y prototipado). El quinto talento, “Learning” (la capacidad autodidacta de aprender) es para Neumeier como el “pulgar oponible” que permite potenciar el resto y utilizarse en combinación con los demás.

Me parece que la imagen es muy acertada. Si “aprendes a aprender” podrás aumentar y mejorar tus experiencias en todos los ámbitos, te adaptarás rápidamente a lo nuevo e impulsarás cualquier iniciativa. En el trabajo y en tu vida…

¿Qué caracteriza a las personas que tienen autonomía para Aprender?

Todos en nuestro entorno conocemos a personas que de manera autónoma leen, estudian, investigan… Personas muy distintas que dedican una parte importante de su tiempo al aprendizaje. ¿Qué les une? ¿Tienen un perfil común?

Resumo algunas de las características que me parecen relevantes:

Motivación
  • Son personas que encuentran placer en aprender.
  • Su interés en una o muchas áreas de conocimiento, su curiosidad, les impulsa a profundizar en la información o a “encontrarla”, casi por azar, cuando navegan por Internet.

Habilidades relacionadas con la organización y planificación del trabajo personal
  • La autoformación implica un alto nivel de autodisciplina y responsabilidad.
  • Tienen que ser metódicos y sistematizar el trabajo, tener claros los objetivos y fijarse un plan.
  • Deben saber gestionar su tiempo y no procrastinar (¡es tan fácil “dejarlo para mañana” si tú eres el que manda!).

Habilidades que ayudan a aprender (Meta-aprendizaje)

Me refiero aquí al dominio de estrategias que favorecen el aprendizaje:
  • identifican lo importante y saben sintetizar la información
  • hacen conexiones entre diferentes conceptos
  • saben dar contexto a lo que aprenden
  • generan o crean conocimiento nuevo
  • comparten su conocimiento con los demás
Estas estrategias se ejercitan aprendiendo y se aplican de manera automática cuando tienes cierto dominio de una materia.

Competencia digital y aprendizaje

Nunca hemos tenido acceso a tanta información como ahora. Nunca hemos tenido “tan cerca” a expertos y comunidades de personas interesadas en lo mismo que nosotros.

¿Es más fácil ahora ser un autodidacta?  Absolutamente. Aunque llamen a Jeremy Gleik  “Hombre del Renacimiento”, seguro que tiene muchas más facilidades para aprender como a él le gusta que un hombre del siglo XV.

A cambio, deberá familiarizarse con herramientas, procedimientos y rutinas que le permitan “aprender en red”. Tendrá que ser capaz de buscar e identificar la información valiosa en Internet, gestionar esa información (sistematizando y categorizando lo relevante), generar contenido y compartirlo en diferentes contextos y situaciones.

El Entorno Personal de Aprendizaje (PLE), en realidad, es un modelo o una metáfora de esa “sistemática personal” para dirigir su Aprendizaje en red. Y el PLN o Red Personal de Aprendizaje incluye a las personas expertas o con intereses comunes para interactuar, compartir y, en definitiva, Aprender más.


Más y Siempre.


Una máquina que no para nunca...

Esta es la clave de tu Aprendizaje: engrasar esa máquina para que funcione sola, sin esfuerzo, impulsada  por la fuerza increíble de tu curiosidad.

Cuando enseñamos esto a alguien -no importa que sean nativos digitales o no, niños o adultos- nos centramos a veces mucho en las herramientas y poco en otros aspectos fundamentales como el pensamiento crítico, la capacidad casi intuitiva para seleccionar el contenido relevante, las personas interesantes que lo aportan, los hechos relacionados...

EL PRINCIPIO DE ALGO EMOCIONANTE: BUSCAR.

Buscar es un verbo de acción. Pero ¿qué desencadena la búsqueda? Una investigación, una tarea escolar, un problema concreto en el trabajo… y también la curiosidad. Necesidad e interés.

Entonces acudes en tu navegador a Google  y escribes unos términos de búsqueda que hacen  que millones de resultados se ordenen de una manera determinada. Y el “oráculo Google” decide que los primeros en la página son los más relevantes para ti, para lo que “le has preguntado”.

Todo el mundo sabe buscar en Google. Pero me he encontrado con muchas personas que siguen diciendo “no encuentro nada en Internet”. En realidad lo que quieren decir es que lo que el oráculo les ofrece no es exactamente lo que necesitaban.

En clase…

Para que la máquina empiece a funcionar los alumnos deben practicar la competencia BUSCAR. Unos sencillos rudimentos sobre el buscador más universal son fundamentales para mejorar el rendimiento y la calidad de la búsqueda. He impartido clases a adultos que no conocían el increíble valor de las comillas, las fechas, los colores, la posibilidad de encontrar una imagen concreta, de saber si puede utilizarse o no libremente… Y  ni siquiera hay que utilizar operadores complicados.

Y poco a poco podremos ampliar la búsqueda a otras fuentes: wikis, foros, vídeos, contenido curado por otros, redes sociales, comunidades de aprendizaje, tu propio sistema de gestión de la información… Esto se consigue con la práctica, cuando la maquinaria se va engrasando.

Enseñar a buscar puede ser muy divertido. Es convertir a tus alumnos en investigadores, en participantes en un juego de pistas, en concursantes de “El tiempo es oro”.

Os dejo un ejemplo de un formato que he utilizado alguna vez con adultos, después de enseñarles esos rudimentos que comentaba antes. 


SELECCIONAR LO QUE ME INTERESA: ME CONVIERTO EN UN FILTRO

Este es el siguiente paso. ¿Cómo sé que lo que he encontrado es lo mejor? O, antes incluso, ¿cómo sé que es verdad?, ¿cómo sé que no es un plagio?

Esto también se enseña. Debemos entrenar a nuestros alumnos para que identifiquen la información relevante: lo que distinguirá el trabajo que están realizando en clase, lo que les ayudará a resolver un problema, les servirá para continuar su investigación… Cuando interiorizas esto, te conviertes en alguien “con criterio” y lo haces de manera intuitiva, casi sin esfuerzo.

Pero no es sólo “el qué” sino también “quién”. Identificar a expertos sobre una materia es otra manera de validar y filtrar la información.

Comprender qué indicadores son los que “validan” a un contenido o a un experto, es trabajar el pensamiento crítico. No hace falta más herramienta que tu cerebro.

En clase:

Una dinámica interesante para realizar en clase es que los alumnos analicen críticamente los recursos que han encontrado sobre un tema concreto y practiquen colaborativamente esta competencia.

Si queréis algunas pistas sobre indicadores podéis consultar este enlace:


Pero la lista de indicadores se puede construir en clase también a partir de una investigación previa.

Un vídeo que me ha parecido interesante sobre pensamiento crítico de educarchile.




GESTIÓN DE MIS FUENTES. ORDEN EN EL CAOS

Este “tener criterio propio” es fundamental. Se consigue con la práctica y es directamente proporcional al interés y la motivación que tengas. Si te apasiona algo, te convertirás en un experto “buscador de tesoros”, los coleccionarás y posiblemente compartirás con otros que tengan tu misma pasión.


Cuando “coleccionamos” tenemos que tener cierto orden.  Y aquí empiezan a ser imprescindibles algunas herramientas.










En clase:

Algunas ideas para ayudar a los estudiantes a gestionar la información:

1. Proponer que generen en Feedly una lista de blogs y páginas web sobre algo que les apasione: música, recetas de cocina, cine, deporte, personas...

2a. Generar un Scoop.it con los enlaces que vayan encontrando sobre este tema y que les parezcan interesantes. Deben etiquetarlos y comentarlos brevemente.

O también

2b. Incluir en Diigo los enlaces convenientemente etiquetados.

Hay muchas otras herramientas, infinitas posibilidades... ¿Has encontrado tú cómo gestionar personalmente la información?

Este artículo, con algunas variaciones, lo publiqué en el blog porfolio del  curso EduPLEmooc.