Una máquina que no para nunca...

Esta es la clave de tu Aprendizaje: engrasar esa máquina para que funcione sola, sin esfuerzo, impulsada  por la fuerza increíble de tu curiosidad.

Cuando enseñamos esto a alguien -no importa que sean nativos digitales o no, niños o adultos- nos centramos a veces mucho en las herramientas y poco en otros aspectos fundamentales como el pensamiento crítico, la capacidad casi intuitiva para seleccionar el contenido relevante, las personas interesantes que lo aportan, los hechos relacionados...

EL PRINCIPIO DE ALGO EMOCIONANTE: BUSCAR.

Buscar es un verbo de acción. Pero ¿qué desencadena la búsqueda? Una investigación, una tarea escolar, un problema concreto en el trabajo… y también la curiosidad. Necesidad e interés.

Entonces acudes en tu navegador a Google  y escribes unos términos de búsqueda que hacen  que millones de resultados se ordenen de una manera determinada. Y el “oráculo Google” decide que los primeros en la página son los más relevantes para ti, para lo que “le has preguntado”.

Todo el mundo sabe buscar en Google. Pero me he encontrado con muchas personas que siguen diciendo “no encuentro nada en Internet”. En realidad lo que quieren decir es que lo que el oráculo les ofrece no es exactamente lo que necesitaban.

En clase…

Para que la máquina empiece a funcionar los alumnos deben practicar la competencia BUSCAR. Unos sencillos rudimentos sobre el buscador más universal son fundamentales para mejorar el rendimiento y la calidad de la búsqueda. He impartido clases a adultos que no conocían el increíble valor de las comillas, las fechas, los colores, la posibilidad de encontrar una imagen concreta, de saber si puede utilizarse o no libremente… Y  ni siquiera hay que utilizar operadores complicados.

Y poco a poco podremos ampliar la búsqueda a otras fuentes: wikis, foros, vídeos, contenido curado por otros, redes sociales, comunidades de aprendizaje, tu propio sistema de gestión de la información… Esto se consigue con la práctica, cuando la maquinaria se va engrasando.

Enseñar a buscar puede ser muy divertido. Es convertir a tus alumnos en investigadores, en participantes en un juego de pistas, en concursantes de “El tiempo es oro”.

Os dejo un ejemplo de un formato que he utilizado alguna vez con adultos, después de enseñarles esos rudimentos que comentaba antes. 


SELECCIONAR LO QUE ME INTERESA: ME CONVIERTO EN UN FILTRO

Este es el siguiente paso. ¿Cómo sé que lo que he encontrado es lo mejor? O, antes incluso, ¿cómo sé que es verdad?, ¿cómo sé que no es un plagio?

Esto también se enseña. Debemos entrenar a nuestros alumnos para que identifiquen la información relevante: lo que distinguirá el trabajo que están realizando en clase, lo que les ayudará a resolver un problema, les servirá para continuar su investigación… Cuando interiorizas esto, te conviertes en alguien “con criterio” y lo haces de manera intuitiva, casi sin esfuerzo.

Pero no es sólo “el qué” sino también “quién”. Identificar a expertos sobre una materia es otra manera de validar y filtrar la información.

Comprender qué indicadores son los que “validan” a un contenido o a un experto, es trabajar el pensamiento crítico. No hace falta más herramienta que tu cerebro.

En clase:

Una dinámica interesante para realizar en clase es que los alumnos analicen críticamente los recursos que han encontrado sobre un tema concreto y practiquen colaborativamente esta competencia.

Si queréis algunas pistas sobre indicadores podéis consultar este enlace:


Pero la lista de indicadores se puede construir en clase también a partir de una investigación previa.

Un vídeo que me ha parecido interesante sobre pensamiento crítico de educarchile.




GESTIÓN DE MIS FUENTES. ORDEN EN EL CAOS

Este “tener criterio propio” es fundamental. Se consigue con la práctica y es directamente proporcional al interés y la motivación que tengas. Si te apasiona algo, te convertirás en un experto “buscador de tesoros”, los coleccionarás y posiblemente compartirás con otros que tengan tu misma pasión.


Cuando “coleccionamos” tenemos que tener cierto orden.  Y aquí empiezan a ser imprescindibles algunas herramientas.










En clase:

Algunas ideas para ayudar a los estudiantes a gestionar la información:

1. Proponer que generen en Feedly una lista de blogs y páginas web sobre algo que les apasione: música, recetas de cocina, cine, deporte, personas...

2a. Generar un Scoop.it con los enlaces que vayan encontrando sobre este tema y que les parezcan interesantes. Deben etiquetarlos y comentarlos brevemente.

O también

2b. Incluir en Diigo los enlaces convenientemente etiquetados.

Hay muchas otras herramientas, infinitas posibilidades... ¿Has encontrado tú cómo gestionar personalmente la información?

Este artículo, con algunas variaciones, lo publiqué en el blog porfolio del  curso EduPLEmooc.


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